¿Tiene validez la ventana Overton para la política monetaria? Y cuatro cosas más.
A continuación figuran unas cuantas cosas que me han parecido interesantes durante esta semana pasada, más o menos.
- Acabo de volver de una semana de vacaciones en Francia, donde mi fuente de noticias ha sido el International New York Times del hotel donde me alojaba. Muy poca información sobre los rumores en torno a la liga de fútbol inglesa, pero mucha sobre la política estadounidense y, concretamente, el reciente debate sobre la llamada «ventana Overton». La teoría de Joseph Overton es que hay un rango limitado de políticas que pueden resultar aceptables a los votantes en un momento determinado. Por citar la Wikipedia, «la viabilidad política de una idea se define principalmente por este hecho antes que por las preferencias individuales de los políticos». Uno de los artículos que leí sugiere que el éxito de Trump demuestra que los medios de comunicación masivos se han debilitado en lo referente a controlar «los límites de lo que es aceptable decir». Ya no son conscientes de dónde se encuentra la ventana Overton, y ya no pueden actuar como «guardianes» de la opinión pública. Las ideas sobre los límites del libre comercio (también procedentes de Sanders, desde la izquierda) o en torno a la repatriación de los inmigrantes ilegales quizá hayan entrado en la ventana sin que muchos nos hayamos dado cuenta. Me hizo pensar que, probablemente, la ventana Overton es tan vigente para la política monetaria como para la política exterior o a la comercial. Los tipos de interés negativos ya les parecen normales a muchos europeos. ¿Y qué hay de «tirar dinero desde el helicóptero» y de la monetización de la deuda? ¿Qué ocurre con la electronificación (¿electrificación?) del dinero y la abolición de billetes y monedas? Los comentaristas generalistas siguen considerando que estas ideas no son plausibles, pero tanto en ámbitos académicos (por ejemplo, la teoría monetaria moderna) como incluso en los bancos centrales (Andy Haldane, del Banco de Inglaterra, hablando de los intereses negativos y la abolición del dinero en metálico) yo creo que la ventana Overton de la política monetaria ha cambiado radicalmente.
- Los certificados de ahorro de la entidad británica National Savings (NS&I) son un increíble regalo gratuito para quienes se puedan permitir adquirirlos (por lo general, los contribuyentes de rentas más altas, imagino). Desgraciadamente, este fin de semana los periódicos nos contaban que NS&I ha recortado la tasa de reinversión de sus certificados de ahorro indexados, de RPI + 0,05% a RPI + 0,01% (el RPI es el índice de precios al por menor, generalmente el indicador más alto de la inflación británica: suele ser unos 75 puntos básicos superior al IPC, la medida empleada por el Banco de Inglaterra en la definición de su política). Un 0,01% no parece gran cosa, lo admito, pero el RPI se encuentra en el 1,3% este año, e incluso cuando el petróleo se hallaba en mínimos, se mantenía positivo (en el 0,7%). ¡Y su rentabilidad está exenta de impuestos! Para poner las cosas en perspectiva: un gilt británico ligado a un índice de vencimiento en 2022, que uno puede comprar en el mercado de renta fija, me proporciona una TIR de RPI menos un 1,29%. Y como inversor particular, también tendría que pagar impuestos sobre ello. No tengo muy claro por qué las condiciones de estas inversiones de NS&I son tan fantásticamente generosas, pero supongo que es por la desagradable sorpresa que tendrían los inversores si su tasa cayera por debajo de cero, y por los titulares al respecto que ello suscitaría en los periódicos.
- El blog del Banco de Inglaterra, Bank Underground, es una gran lectura (como lo es el de la Reserva Federal de Nueva York, Liberty Street Economics). La semana pasada, preguntaba por qué ha caído en picado el volumen de emisiones de deuda corporativa en libras. La actividad emisora de estos títulos es la mitad que en 2102 y, la proporción de la libra esterlina en el volumen global de deuda corporativa nunca había sido tan baja como ahora. Como resultado de ello, los autores sugieren que las compañías británicas más pequeñas, que no pueden acceder a los mercados de bonos extranjeros, podrían enfrentarse a mayores costes de financiación. Pero, ¿por qué ha caído el volumen de emisión de deuda en libras? Apuntan unas cuantas ideas, incluido el anuncio reciente del BCE de que comprará deuda corporativa denominada en euros, lo cual convertirá a la moneda única en una divisa «más barata» en la que financiarse. No obstante, los tres factores principales podrían ser las fusiones dentro de la industria británica de gestión de activos –que hacen que la base de inversores esté más concentrada–, la reducción del flujo de dinero en anualidades (que dependen fuertemente del crédito) tras las reformas en las pensiones, y la competencia de la deuda emitida en euros ahora que ese mercado ha alcanzado, por fin, masa crítica. La conclusión es que las compañías con mayor calificación pueden financiarse en euros o en dólares y canjear el pago de cupones y principal en libras, pero no así las de menor nota crediticia. Los cargos de capital de los bancos en swaps con entidades de baja calificación son demasiado elevados, con lo que es posible que tengan que emitir en una libra «cara» y que el mercado británico de deuda corporativa pase a estar concentrado en el segmento high yield. Dicho esto, Daniel Lamy, de JP Morgan, señala que este año NO se ha emitido ni un solo bono high yield denominado en libras.
- Al volver de las vacaciones y abrir el correo electrónico, descubrí que cuando una compañía te dice que algo «va a cambiar», siempre es a peor. Es un eufemismo de «su precio va a subir» o algo por el estilo. Sky TV me ha escrito para decirme que «el precio de la suscripción a Sky va a cambiar» y subirá 4,75 libras al mes (un 7,5%, cuando el IPC es de un 0,3%) y mi compañía de tarjeta de crédito me dice que el nombre de esta deja de ser Tarjeta de Crédito con Reembolso de (nombre del banco) para convertirse en Tarjeta de Crédito de (nombre del banco). Grrrr.
- Por último, Stefan Isaacs, director adjunto del equipo de renta fija retail de M&G, entre otras cosas, va a correr la maratón de Londres. Impresionante, ¿no les parece? Si quieren patrocinarlo, aquí encontrarán su página para recaudar fondos. Su objetivo es batir el tiempo registrado por nuestro compañero Anthony Doyle en 2014, de 5:02:27, que logró llevando puesta una cota de malla y empujando una apisonadora manual. ¿Eh? No, al parecer, ese es el tiempo que tardó en correrla normalmente. En cualquier caso, buena suerte, Stefan.
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