Los índices de sorpresas económicas revelan expectativas alcistas en Estados Unidos y bajistas en Europa
Recién terminado un nuevo mes, es buen momento para hacer balance y analizar lo acontecido recientemente. Y fieles a su nombre, los índices de sorpresas económicas de Bloomberg han proporcionado resultados inesperados en agosto.
1) El Reino Unido vuelve a territorio de sorpresas positivas
Los analistas económicos parecen haber pecado de pesimismo en agosto, lo cual sugiere que el mercado de deuda soberana británico quizá descuente un panorama excesivamente negativo.
Dado el trasfondo del brexit, yo he compartido el pesimismo de muchos economistas en torno a las perspectivas económicas del Reino Unido. De hecho, desde el referéndum británico sobre la UE, ninguna de las firmas de análisis con las que me he reunido se muestra alcista o profesa aunque sea una pizca de optimismo. Los datos económicos del Reino Unido aguantaron el tipo hasta finales de 2016, pero desde entonces se han deteriorado, sobre todo las medidas de consumo. El crecimiento del beneficio permanece apagado, las ventas de comercio minorista tienden a la baja, y la encuesta de confianza del consumidor de YouGov/Cebr reveló recientemente que la percepción de la situación financiera de los hogares se deterioró por quinto mes consecutivo (lo cual representa la mayor tendencia negativa desde que comenzara a medirse esta variable hace 8 años).
Pese a estos desarrollos, lo enraizado de las bajas expectativas significa que los datos económicos del Reino Unido han logrado superarlas. Los índices de sorpresas económicas de Bloomberg monitorizan las expectativas de los analistas e indican si el ciclo de negocio subyacente se queda corto o las supera. Como puede verse a continuación, muchos sectores –sobre todo el mercado laboral– sorprendieron al alza en agosto.
Lo interesante es el efecto que esto ha tenido en el índice general para el Reino Unido, que volvió a territorio positivo en agosto. Esto indica que la economía ha superado las expectativas de los economistas, tras una racha de sorpresas a la baja en los datos desde el pasado mes de abril. Si esta tendencia continúa y las previsiones económicas siguen subestimando la fortaleza de la economía británica, podríamos presenciar ventas generalizadas de deuda soberana, al publicarse datos individuales, ya que los participantes del mercado comenzarían a descontar la sorprendente solidez de los fundamentales.
2) Eurozona: continúa la tendencia sorprendentemente positiva
A diferencia del Reino Unido, Europa ha mostrado una tendencia alcista de sorpresas positivas en los datos durante el mismo periodo (es decir, tras el referéndum sobre el brexit). Últimamente, sus motores han sido el sector minorista y las encuestas a compañías. La consistencia de las sorpresas positivas indica que los economistas quizá hayan sido demasiado cautos al pronosticar la recuperación de la eurozona, en línea con la retórica cuidadosamente expansiva de Mario Draghi. Si esta fuerte racha de cifras lleva a los economistas a adoptar una actitud más alcista en adelante, mi expectativa sería un retroceso de la deuda soberana del núcleo de la región, reflejando la mejora de la economía subyacente y la perspectiva inminente de normalización de la política monetaria del Banco Central Europeo.
3) Estados Unidos: sorpresas persistentemente negativas desde la última subida de tipos
Lo que sorprende de los Estados Unidos es que, desde la última subida de tipos de interés implementada por el Comité Federal de Mercado Abierto (FOMC) de la Reserva Federal a mediados de junio, los datos económicos se han quedado consistentemente cortos frente a los pronósticos alcistas de los analistas. Esto contrasta con las dos subidas previas del precio del dinero en diciembre de 2016 y marzo de 2017, tras las cuales los datos continuaron sorprendiendo al alza durante meses. Esto no quiere decir que la economía subyacente se esté ralentizando, sino más bien que los analistas han sido sumamente optimistas en sus previsiones. De hecho, la cifra de crecimiento del PIB correspondiente al segundo trimestre se revisó del 2,6% al 3% a fin de agosto, ante la solidez de la demanda doméstica (impulsada por aumentos del consumo y de la inversión).
Lo que dejan claro estos gráficos es que, recientemente, los economistas han sido demasiado bajistas en el Reino Unido, pero excesivamente alcistas en Estados Unidos. Esto no presagia nada bueno para quienes abogan por una ruta agresiva de subida de los tipos de interés por parte del FOMC. De hecho, los datos poco espectaculares en este último país se han visto reflejados en las expectativas del mercado de endurecimiento monetario por parte de la Fed: de cara a los próximos 3 años, se descuentan 60 puntos básicos menos de subidas en la curva de tipos de la Fed. En cambio, las perspectivas pesimistas en torno a la eurozona deberían facilitar ligeramente la labor al BCE, que podrá seguir su plan lento de normalización monetaria. Los pronosticadores son igualmente reticentes a mostrarse excesivamente alcistas demasiado pronto. En el Reino Unido, esto me ha llevado a sopesar el tipo de interés oficial del Banco de Inglaterra. De continuar esta tendencia, la entidad podría dar marcha atrás al “recorte de tipos de emergencia” de agosto de 2016 al 0,25% (ya hay un par de oficiales partidarios del endurecimiento en su comité de política monetaria), aunque esto no es ni mucho menos lo que anticipan la mayoría de los economistas.
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