La crisis de liquidez venezolana: ¿la exportación de pasaportes como paliativo?
Se ha hablado mucho de la crisis de liquidez de Venezuela. El reciente impago de su deuda soberana y el probable incumplimiento de los bonos emitidos por la empresa de capital estatal Petróleos de Venezuela S.A. (PDVSA), combinados con el desplome de las importaciones, dan fe de la crisis de liquidez y humanitaria que está sufriendo el país en este momento. ¹
No obstante, un cambio en la política económica aliviaría la crisis y mejoraría la salud del paciente. Esto podría incluir medidas como:
- Un entorno mejor para el sector privado.
- La unificación del régimen cambiario.
- Lograr financiación extranjera para reanudar el gasto de capital en el sector petrolero, cuya producción viene cayendo a un ritmo de un 10% anual.
- Vender activos para reactivar el sector privado y aumentar la producción no petrolífera.
- Terminar con la financiación monetaria de los déficits presupuestarios y la hiperinflación.
- Eliminar los subsidios al petróleo y los controles de precios de los artículos de primera necesidad.
- Reanudar la publicación de las estadísticas oficiales.
- Restablecer el diálogo con el FMI y otras organizaciones multilaterales.
- Reestructurar la deuda, en combinación con las anteriores; y
- Celebrar elecciones libres y Justas.
En la práctica, es improbable que el statu quo adopte alguna de las medidas anteriores. En vez de ello, el gobierno sigue anunciando nuevas ideas creativas, incluida la próxima emisión de una nueva criptomoneda, el “petro”, respaldada por el petróleo en un intento por aliviar la actual crisis de liquidez.
Y hablando de ideas creativas, a mí se me ha ocurrido otra : la creación de un programa de ciudadanía por inversión (CPI) similar a los ya existentes que figuran en la siguiente tabla.
Los requisitos de cada país son diferentes: a veces incluyen condiciones de residencia en el territorio, pero siempre requieren invertir en fondos gestionados por el gobierno, en propiedad inmobiliaria o en bonos. Algunos países conceden una residencia temporal, con ciudadanía subsiguiente posible pero no automática (como es el caso de ciertos países de la Unión Europea, a excepción de Malta y Chipre). Los ingresos obtenidos por dichos programas pueden ser sustanciales. En la República Dominicana, por ejemplo, superan el 5% del PIB, mientras que en San Cristóbal han caído hasta cerca de un 4% (dichos ingresos ascendían inicialmente a un 12% del PIB).
Un pasaporte venezolano es atractivo, al brindar a su titular la posibilidad de viajar a cerca de 130 países, incluidos los de la UE. Su 34º puesto en el índice global no es desdeñable, superando en la clasificación a los de Perú, Colombia y Panamá (si lo desea puede consultar la clasificación de otros pasaportes aquí). Supongo que el programa venezolano no requeriría residir en el país, pero sí una contribución monetaria equivalente a 75.000 dólares estadounidenses. Este nivel es algo inferior al de sus países vecinos caribeños, debido a la percepción de mayor riesgo: más sanciones de Estados Unidos o polémicas con este país, peligro de cambios en los requisitos de los visados (por ejemplo, en el espacio Schengen de la UE) si se percibe que el proceso de evaluación es demasiado laxo, controversias pasadas por supuesta venta de pasaportes a terroristas, etc. También estimo que el déficit de financiación externa de Venezuela será de unos 4.900 millones de dólares estadounidenses en 2018. Esto presupone un precio de 50 dólares por barril de crudo de PDVSA y una producción total de dos millones de barriles diarios. Dado que una gran parte de la producción ya está comprometida con China, Rusia y Cuba, y suponiendo que el consumo interno de petróleo ronda los 500.000 o 600.000 barriles por día, la cantidad real de crudo que se exporta a precios de mercado es aproximadamente un tercio de la producción total. Mi cálculo también presupone que no se realizarán más pagos en concepto de deuda exterior (tanto de Venezuela como de PDVSA).
Suponiendo que cada pasaporte venezolano recauda 75.000 dólares, si Venezuela concediera 65.000 solicitudes de ciudadanía podría cerrar su déficit de financiación para el presente año. Poniendo esta cantidad en contexto respecto a la población del país, la proporción es mayor que la cantidad estimada de pasaportes que han vendido Santa Lucía o Malta, pero tampoco es un desatino. ¿Es factible esta idea? Lo más probable es que no, pero en vista de la desesperada crisis de liquidez que sufre Venezuela, se imponen ideas originales y fuera de lo corriente.
[1] Técnicamente, los bonos emitidos por PDVSA aún cotizan con interés devengado. Los títulos emitidos por el Estado se negocian sin interés devengado, como es habitual en los instrumentos en mora.
El valor de las inversiones fluctuará, por lo que el precio de los fondos puede subir o bajar, y es posible que no recupere la inversión inicial. Las rentabilidades pasadas no son un indicativo de las rentabilidades futuras.
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