Estados Unidos no se encamina a una recesión: sus compañías no están despidiendo personal de forma masiva
Actualmente existe una gran preocupación en torno a la economía estadounidense y su capacidad para resistir desarrollos como el desplome de los precios del petróleo y de las materias primas mineras, la ralentización del crecimiento chino, y la reciente subida de 25 puntos básicos. Como lo oyen: un cuarto de punto porcentual. O dicho de otra forma, más acorde con el actual sentimiento de los mercados: se teme por su capacidad para abordar el hecho de que la tasa de fondos federales… ¡se ha duplicado! Es cierto que los diferenciales del crédito high yield se hallan cerca de niveles propios de una recesión, pero las cifras están sesgadas hacia el sector de la energía. Y aunque la vertiente manufacturera de la economía se halla en claro declive, el sector servicios es más significativo para el crecimiento estadounidense, y está mostrando un comportamiento mucho mejor (aunque el índice ISM no manufacturero se halla lejos de sus recientes máximos). Por su parte, la curva de tipos de interés americana aún no está invertida –lo cual históricamente ha indicado recesión–, pero se ha venido aplanando y su pendiente necesita aumentar. Con todo, creemos que la Fed continuará en su senda de normalización monetaria , pues debería concentrarse en datos que apuntan a una mejora del mercado laboral.
Si las perspectivas de producción económica e industrial fueran sombrías, las compañías estarían reduciendo sus plantillas del modo más tradicional: despidiendo. El siguiente gráfico muestra que el sector privado está despidiendo personal al ritmo más bajo de los últimos 15 años en términos de porcentaje de la población en edad de trabajar. Esto es una señal de la fortaleza continuada del mercado laboral, y el bajo nivel de reducciones de plantilla apunta a una tendencia de cifras de empleo saludables.
Al analizar el mercado laboral y la salud de la economía, los economistas hablan de la tasa natural de desempleo. En ese contexto, es razonable pensar que siempre existirá un nivel mínimo de recortes de plantilla, pues siempre habrá compañías en dificultades que por consiguiente necesitarán despedir a personal. Del gráfico anterior puede desprenderse que la tasa natural de paro ronda el 0,02%, lo cual significa que el mercado laboral estadounidense continúa mostrando fortaleza.
Si la economía americana se estuviera dirigiendo a una recesión, sin duda habríamos visto ya indicios de ello. Al fin y al cabo, el petróleo lleva un año en una tendencia bajista, la renta variable china lleva nueve meses a la baja, las materias primas mineras caen desde hace dos años, y la subida mínima de los tipos de interés (aplazada) era plenamente anticipada por los inversores.
La realidad económica es que los menores precios del petróleo ayudan a la economía, el abaratamiento de las materias primas son un problema de oferta y no de demanda, la economía china no es un factor significativo para Estados Unidos, y los tipos de interés y la política de la Fed siguen siendo excepcionalmente acomodaticios. La renta variable, las materias primas y la economía no siempre se mueven en tándem, y la Fed no debería concentrarse en estos indicadores. Su mandato no es respaldar al mercado de valores o al de materias primas, sino velar por el mercado laboral. Por consiguiente, la entidad debería permanecer alerta y no dejarse distraer por un ruido que tiene poco efecto en el panorama de inflación a largo plazo, o en el mercado de trabajo a corto.
El valor de las inversiones fluctuará, por lo que el precio de los fondos puede subir o bajar, y es posible que no recupere la inversión inicial. Las rentabilidades pasadas no son un indicativo de las rentabilidades futuras.
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